Escrito por René Estrada
Carlos Leonel George se define como profesor, campesino, delegado de la palabra y, sobre todo, ambientalista. Este hombre ha dedicado su vida al servicio de los demás y ahora espera el apoyo de sus compañeros y compañeras de Tocoa, Colón, para obtener la candidatura a la alcaldía de un municipio que, desde el año 2000, considera su hogar.
No es la primera vez que Leonel George participa en una contienda electoral. En el 2021 fue candidato independiente, también en busca de la alcaldía de Tocoa. Sin embargo, no obtuvo los votos necesarios. En esta oportunidad todo es diferente porque aparte de las lecciones aprendidas, busca la candidatura impulsado por el legado de su compañero de lucha Juan López.
George ha dedicado los últimos 25 años de su vida a las luchas sociales y ambientales. Pero confiesa que detrás de esta precandidatura se acuña la esperanza de brindar paz a la gente de su municipio, garantizar el respeto de los bienes comunes de la naturaleza y, sobre todo, promover una política pública municipal que represente los intereses de los habitantes de Tocoa.
Este escrito, generado después de una entrevista con Leonel George, profundiza en su vida y la situación social y política del municipio de Tocoa, Colón. También en los momentos que han marcado su lucha como ambientalista y las situaciones detrás de una contienda electoral en la que competirá contra un sistema que él mismo reconoce que está vinculado a las campañas de criminalización y desprestigio que ha sufrido en los últimos años.

¿De dónde viene Leonel George?
Carlos Leonel George nació el 20 de marzo de 1979 en la “ciudad donde llueven peces”, el municipio de Yoro, en el departamento de Yoro. De su infancia recuerda cuando aprendió a trabajar la tierra junto a su padre, Daniel y su madre, Edmunda. Con ellos sembró maíz, frijoles y café; también trabajó en la pequeña fábrica de teja de barro de la familia.
Su crianza no fue únicamente en el campo. Además de sus responsabilidades familiares, destacó como alumno en las matemáticas y participó activamente en las actividades de la iglesia. Estas dos aristas de su vida lo llevaron en el año 1996 a la ciudad de El Progreso, siempre en el departamento de Yoro, donde comenzó su formación para convertirse en delegado de la palabra de Dios en el Instituto de los Jesuitas, mientras empezó sus estudios de bachillerato.
Cuatro años después, en el 2000, por su labor religiosa, George se trasladó a Tocoa donde finalizó ese mismo año su bachillerato, comenzó a ejercer el ministerio como delegado de la palabra y su trabajo con las comunidades. Allí encontró su llamado.
Una vez en Tocoa, mientras servía en la iglesia y trabajaba para el beneficio de las comunidades, continuó sus estudios y egresó de la licenciatura en Matemáticas en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán. Ese título le permitió convertirse en docente de tercer grado, un trabajo que realizó hasta el año 2009.
A lo largo de su vida, un elemento constante en la trayectoria de Leonel George ha sido su dedicación al acompañamiento y cuidado de las personas más pobres y luchadoras. Según sus propias palabras, esta experiencia le “permitió profundizar en los conocimientos de la realidad, la doctrina social y el mandato de todo cristiano a comprometerse por las causas sociales y a luchar por el bienestar de la gente para que sus voces sean escuchadas”.
De la docencia al activismo social y ambiental
Durante su primera década en Tocoa, Leonel George conoció Tocoa, y muy de cerca el conflicto del Valle del Aguán porque apoyaba directamente a las comunidades campesinas afectadas. Para él, esta es una “región organizada y en lucha por toda la embestida del modelo económico y el sistema político de despojo de tierras y acaparamiento de los bienes comunes, que han ocasionado que sea un territorio en disputa con miles de familias desplazadas y con múltiples asesinatos a la espera de justicia”.
Para contexto, la región del Valle del Aguán ha sido el epicentro de un conflicto histórico entre el movimiento campesino y el sector agroexportador de palma africana que gira en torno a la legalidad de propiedades en disputa, constituidas en su mayoría por las tierras del fondo de la reforma agraria de la década de 1960. Pero, hasta la fecha, sigue abierto y ocasionando fuertes vulneraciones a los derechos humanos, el asesinato de campesinos y campesinas, y la criminalización del movimiento agrario en Honduras.
En el año 2009, con el golpe de Estado al expresidente José Manuel Zelaya, la cotidianidad de George cambió y debido a que participó directamente con el movimiento de resistencia y protesta, fue despedido como maestro durante el siguiente gobierno. Para ese entonces, comenzó también a involucrarse en la lucha de estructuras como la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán (COPA).
“A partir de ese momento, yo me quedo de manera permanente con la defensoría de los derechos humanos, ambientales, en la exigencia de justicia, la denuncia contra la corrupción, el despojo, alzando mi voz en contra de todo el modelo político y económico abusivo e ilegal del municipio de Tocoa y el departamento de Colón”, relató George.
El inicio de una vida dedicada a defender la vida
Los primeros años de Leonel George en COPA los dedicó al fortalecimiento del movimiento social de Tocoa, acompañando a las empresas y cooperativas campesinas, a las juntas de agua, a las cajas rurales y todas las organizaciones que han ido construyendo el tejido social de la zona. Pero, admite que no fue fácil porque este municipio, después del golpe de Estado, se convirtió en una zona aún más complicada.

En ese momento, en la zona se vivieron situaciones muy difíciles como el asesinato y criminalización de campesinos que luchaban por la recuperación de las tierras que les habían despojado.
“Era un pasarse de un funeral, a un entierro, al hospital, al juzgado, a la policía, en el Ministerio Público, en el Instituto Nacional Agrario, etc. Es decir, la vida diaria era dolorosa. Estar en esos espacios era muy doloroso y muy duro. Estar participando en estas labores y ver las familias masacradas y huyendo es y ha sido duro. Pero, eso me ayudó a profundizar en la importancia de los actores de acompañamiento social, pero desde una fe profunda que le da sentido a la vida y a las exigencias de estos grupos sociales”, recordó.
Esta labor no tuvo únicamente un impacto a nivel emocional y psicológico para Leonel George. Por su acompañamiento a las y los afectados por el conflicto en el Valle del Aguán comenzó a ser víctima de campañas de desprestigio y difamación. También pasó a ser vigilado y perseguido por grupos armados no identificados, que le profirieron hasta amenazas a muerte. George dice que no era algo extraño porque entre el 2010 y el 2022 el país vivió un régimen dictatorial: no se distinguía si las acciones provenían de grupos armados, de los agroexportadores o del mismo Estado.
En el 2016, por los constantes ataques a su integridad física, Leonel y algunos de sus compañeros y compañeras, líderes y lideresas del movimiento agrario y sociales de la zona, recibieron medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
El inicio del caso Guapinol
La disputa por las tierras del Valle del Aguán no ha sido el único conflicto que ha puesto en riesgo a Leonel. Entre las comunidades de Guapinol y San Pedro y el Parque Nacional Montaña de Botaderos Carlos Escaleras, se encuentra el megaproyecto minero Pinares/Ecotek que, de acuerdo con testimonios de la zona, ha sido el causante de asesinatos, intimidaciones y criminalizaciones contra los y las ambientalistas de la región.
Este conflicto tiene su origen en el año 2013, cuando el Congreso Nacional redujo 217.34 hectáreas de la zona núcleo del Parque Nacional Montaña de Botaderos Carlos Escaleras, a través del decreto legislativo 252-2013. Esta decisión coincidió con la solicitud de dos proyectos mineros no metálicos (ASP y ASP 1), en una zona de recarga hídrica para los departamentos de Olancho y Colón.
De acuerdo con George, la instalación del proyecto minero los tomó desprevenidos, pero no sorprendidos, porque tenían muy claro que en gobiernos como el del ex presidente Porfirio Lobo Sosa, “no era extraño” que se entregaran los recursos de las comunidades. Pero, admite que su primer desencanto lo recibió desde la municipalidad porque no esperaba que un alcalde del partido en el poder se prestara para facilitar la instalación de empresas extractivas en la zona.
George dice que intuyó que ese proyecto traería problemas cuando empezaron a ver maquinaria pesada entrar a la zona núcleo del Parque Nacional, porque para ese entonces no había sido aprobado por la comunidad, a través de una consulta previa, libre e informada. Además, nadie tenía información del proyecto debido a que la municipalidad se negó a socializarla.
“Preguntar o buscar información sobre esto era enfrentarse a amenazas”, agregó.
“Desde el inicio se supo que ahí la cosa estaba mal, que no había tales permisos, que la licencia y eso todo era corrupto. Se fue descubriendo que detrás del proyecto había una red de corrupción institucional y empresarial que se implementó para que se pudiera instalar para explotar y realizar todo el daño. Además, falsificaron documentos y firmas. En resumen, detrás del Caso Guapinol hay todo un fraude”, explicó George.
Y fue justo por esa estructura de corrupción, que vinculaba a las esferas más altas de la política y del sector empresarial del país, que entre el 2015 y el 2017 se creó el Comité Municipal de Defensa de los Bienes Comunes y Públicos de Tocoa (CMDBCP). A raíz de esto, se comenzaron a realizar acciones en defensa del territorio, que comenzaron una fuerte disputa entre la comunidad y la empresa, que resultó en el atropello de los derechos humanos de los locatarios y un proceso penal para Leonel George que lo llevó a pasar, entre otros sucesos, 12 noches tras las rejas.

Casi 10 años luchando por justicia para Guapinol y San Pedro
Con el establecimiento del CMDBCP, la comunidad de Tocoa comenzó a realizar acciones de protesta pacífica en contra de la instalación del megaproyecto minero Pinares/Ecotek. En el 2018, realizaron una toma en la municipalidad por 10 días, para exigir la aprobación de un cabildo abierto que permitiera a la comunidad votar en contra del proyecto. Sin embargo, el alcalde Adán Funez se negó y les informó que, incluso, una declaración de “Territorio Libre de Minería” no afectaría el proyecto minero existente.
Dos meses después de recibir la negativa, las comunidades organizaron el “Campamento Guapinol”, una acción pacífica que consistió en ocupar el camino que conduce a la mina para bloquear el tránsito de la maquinaria pesada de la empresa. En el Campamento participaron 140 personas que estuvieron en esa zona durante 88 días hasta que fueron atacadas y desalojadas en octubre, por unos 1,200 militares.
De acuerdo con Leonel George, “el campamento fue un acto pacífico, legítimo y genuino de las comunidades; era la expresión de una comunidad organizada. Pero también fue la remetida más cruel del Estado que no garantiza las condiciones de vida ni la protección de su gente y que al contrario los persigue, encarcela y los pone a merced de su victimario”.
“Somos un pueblo digno, acorralado, que simplemente estaba instalado en un campamento lanzando un grito al mundo porque estaba siendo atacado en sus zonas más sensibles de la vida: el acceso al agua, al oxígeno y a la producción de alimento. Pero, quienes debían escuchar se hicieron los sordos”, agregó.
Pero esta estructura de poder no se limitó a desmontar el Campamento. Empezó una trama de persecución para acusar a los defensores y defensoras de delitos graves como terrorismo. Según George, “esto era con la intención de neutralizar y dispersar la lucha comunitaria”. Y, en la implementación de esas estrategias de represión, comenzó un proceso legal en contra de él y 31 defensores más.
Reconociendo que no tenían nada que temer pues no habían cometido ningún crimen, Leonel y 11 de sus compañeros se presentaron voluntariamente ante los juzgados el 22 de febrero de 2019. Sin embargo, el juez del Tribunal de Tocoa les informó que existía un segundo requerimiento fiscal en su contra y que no podía dictarles medidas sustitutivas a la prisión. Fue hasta el 2 de marzo, que un juez de jurisdicción nacional dictó sobreseimiento definitivo por los delitos de usurpación y daños contra la empresa Los Pinares.
Para Leonel, esas 12 noches que pasó en el Centro Penitenciario Nacional de Támara, a las afueras de la capital de Honduras, no fueron del todo malas. A pesar de los momentos crueles se dio cuenta que dentro de él había una fortaleza y una convicción para seguir defendiendo los bienes comunes y la vida. Además, admite que fue un momento clave para generar vínculos con sus compañeros defensores.

Pero el conflicto en Guapinol no finalizó con su criminalización. En el 2020, en plena pandemia, la empresa minera siguió construyendo y destruyendo las comunidades y, de manera paralela, seguía criminalizando y enjuiciando a defensores y defensoras del ambiente. En plena crisis sanitaria mundial, la comunidad de Guapinol sufrió la detención arbitraria de ocho defensores.
Su primera contienda electoral y el cambio de gobierno
Motivados por hacer justicia y terminar con el conflicto que aflige a las zonas de Guapinol y San Pedro, el CMDBCP decidió hacer política “desde adentro” y participó en las elecciones primarias del 2021, con Juan López como precandidato a la alcaldía por el Partido Libre. Pero, este esfuerzo no resultó exitoso porque Adán Funez ganó la candidatura.
A raíz del resultado de las elecciones primarias, el CMDBCP decidió tomar otra ruta para ganar la alcaldía de Tocoa. Apoyó una candidatura independiente con Leonel George como candidato, a pesar de que reconocían que tenían todo en su contra. Sin embargo, una vez más el poder económico de Adán Funez se alzó ante la demanda popular haciendo uso de dinámicas como la compra de votos, según relata George, quien recibió el apoyo de más de 2000 personas en Tocoa.
Leonel dice que ese momento fue “una satisfacción, pero también un compromiso con la gente de Tocoa que ha sufrido por las condiciones que existen y por las formas como se han impuesto candidatos y ganado elecciones”.
A pesar de la derrota electoral, en Leonel había esperanza pues por primera vez asumiría el control del Poder Ejecutivo Libre, el partido político que apoyó desde su fundación, después del golpe de Estado al expresidente Zelaya. Lastimosamente, esa esperanza no duró mucho pues a pesar de que la presidenta exigió libertad por los presos políticos de Guapinol en su discurso inaugural y que como Comité sostuvieron varias reuniones con el Ministro de Ambiente, Lucky Medina, no hubo cancelación del proyecto minero. Al contrario, solo “les dieron largas”.
Además, George afirma que no todo ha sido cordialidad entre la comunidad de Tocoa y el Ministro Medina. En una ocasión, el funcionario fue a insultar a los comunitarios, justo cuando le recriminaron que “el gobierno es pura demagogia y que por su falta de acción para cancelar la minera son cómplices de los asesinatos que ocurren en la zona”.
El asesinato de Juan López
Uno de los momentos más significativos que ha vivido Leonel George, fue la pérdida de su compañero de lucha, con quien coincidió desde que llegó a Tocoa, en los grupos juveniles y trabajo de la iglesia, en las manifestaciones y sobre todo, en la lucha por la defensa de los bienes comunes y la naturaleza.
La noche del 14 de septiembre del 2024, después de una celebración religiosa en una iglesia de Tocoa, fue acribillado dentro de su vehículo el líder ambientalista, regidor de la municipalidad y mano derecha de Leonel George, Juan López.

Leonel dice que “fue un momento muy fuerte, muy duro, muy impactante. Con Juan coincidimos prácticamente en todo, fuimos sometidos en el camino de la vida, caminamos juntos hasta el último día. Él fue el compañero con el que estuve de pie siempre”.
Juan y Leonel eran delegados de palabra, pasaron las doce noches de reclusión arbitraria en Támara juntos y ambos se dedicaban a exigir justicia por los atropellos que vive la zona del Valle del Aguán, Guapinol y el sector San Pedro, con otros de sus compañeros, entre ellos el ambientalista Reynaldo Domínguez.
Según George, el asesinato fue impactante mas no sorprendente. “Estábamos convencidos que algo así podía pasar en cualquier momento, a cualquiera de los dos. Estábamos muy conscientes, pero había que seguir y había que mantener la moral, la ética y la dignidad a pesar de las adversidades” agregó. Entre esos obstáculos que menciona, destacan las intimidaciones y amenazas que han sufrido desde el inicio de su trabajo como defensores del ambiente.
El día después del asesinato de Juan, el sacerdote Jesuita Carlos Orellana de la parroquia San Isidro Labrador de Tocoa, responsabilizó durante la celebración religiosa al alcalde del suceso. “Sabemos bien que lo asesinaron sicarios pagados a sueldo. En este caso, la Iglesia responsabiliza a don Adán Fúnez y a sus secuaces, que cobardemente le han quitado la vida”, dijo el religioso.
Para George, este fue un momento clave por el respaldo y solidaridad de la iglesia, pero también “porque fue la voz de lo que la gente ya sabe. Además, porque a la voz profética de la iglesia no la pueden callar. Esta declaración de Orellana fue una denuncia a los intereses que han liderado este municipio y que encabeza Adán Funez, explicó.
Fúnez, quien es alcalde de Tocoa desde antes del golpe de Estado, ha sido denunciado por diversos sectores como el responsable del asesinato de Juan López. En una investigación publicada por el medio internacional Infobae se menciona que el Ministerio Público de Honduras tiene indicios de su vinculación como autor intelectual.
Pero el asesinato a Juan no fue un hecho solitario. Días después del suceso, el 19 de septiembre, la Corte Segunda de Apelaciones de La Ceiba, resolvió un recurso de apelación a favor de la Fiscalía de Tocoa y ordenó la revocación del sobreseimiento definitivo a favor de los defensores de Guapinol entre ellos, Juan López y Leonel George. De acuerdo con el expediente judicial, la apelación fue presentada por el Ministerio Público y la empresa Inversiones Los Pinares.
A George, esto le provocó “indignación, coraje, entre otras cosas. Es una burla a todos, especialmente a Juan. Es la empresa diciéndonos que tienen el poder, el control, que pueden hacer y deshacer sin importarle el dolor y el sufrimiento de la gente. Con esto, revivieron heridas del pasado solo para demostrar que manipulan todo. Nos están diciendo que tienen jueces, magistrados, fiscales y gente dentro del gobierno que se mueven cuando la empresa quiere”.
La valentía de un hombre comprometido con Tocoa
Pese a todas las duras situaciones que ha enfrentado Leonel George, hay algo que no ha cambiado: su convicción de que los pueblos merecen justicia. Justamente, en esos ideales se enmarca su participación en las elecciones primarias e internas como precandidato a la alcaldía de Tocoa.
“De alguna manera, mi participación en política ahorita es una reivindicación a las luchas de Juan y a los derechos de un pueblo que históricamente ha sido ignorado”, admitió. Por eso, reafirma que su mayor impulso es su gente, sus “compas”, como les dice con cariño, que creen que es posible derrotar en las urnas a los candidatos de la minera y de la corrupción de Tocoa.
Leonel George tiene muy claro que esta contienda no será fácil, que hay una estructura dispuesta a evitar que el pueblo de Tocoa tome el control de su municipio y les quite el poder a las mineras, a las agroexportadoras y al crimen organizado. Pero, también hay compromiso y una causa: luchar por la vida.
Conscientemente, George sabe que está inmerso en un proceso electoral que lo pone en riesgo y que puede enfrentar lo mismo que su amigo Juan. Sin embargo, en el interior de este ambientalista no existe el miedo.
Finalizó esta entrevista diciendo: “siempre hemos estado conscientes de lo que puede pasar, es un riesgo que se asume porque creo en la importancia de defender los derechos humanos, de rescatar la administración pública y, sobre todo, de regresarle la dignidad al pueblo de Tocoa”.