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La familia Colón, una de las grandes víctimas de la multicrisis de las comunidades garífuna de Bajamar y Travesía

“Ese es un trauma que no se le quita a uno”, exclama Epifania Colón mientras rememora los duros momentos que vivió cuando perdió dos casas a raíz del incremento del nivel del mar en su comunidad.

Epifania Colón es una mujer de 33 años que nació en Bajamar, un poblado que pertenece al municipio de Puerto Cortés, en el departamento de Cortés. La primera vez que perdió la vivienda en la que vivía junto a sus padres y hermanos fue durante el paso del huracán Mitch, el fenómeno climatológico que azotó a Honduras en 1998. Tenía apenas 8 años de edad.

Pero los recuerdos de esa tragedia se volvieron a instalar en su cabeza en el 2020, con el impacto de los huracanes Eta y Iota porque la historia se repitió y nuevamente se destruyó la vivienda de su familia.

Esas dos tragedias en la vida de Epifania sirven para ilustrar lo que muchas familias en su comunidad han vivido. No son los únicos en la zona que han perdido inmuebles debido a la fuerza del mar. Los vecinos dicen que son varias las casas y negocios que “el gran azul” se ha llevado.

Los restos del hogar de la familia Colón. Foto: René Estrada/CESPAD.


Los escombros permanecen

Dos años después del paso de Eta y Iota, a la orilla de la playa de la comunidad garífuna de Bajamar aún se observan los restos de la casa que la familia de Epifania Colón perdió tras el impacto de los huracanes.

Sin techo, ni ventanas, ni puertas, las paredes del hogar que en un momento albergaron a más de diez miembros de la familia Colón hoy se aferran a la arena. Es solo cuestión de tiempo para que el mar termine de llevarse esos cimientos.

“Tener uno, un poquito, y que se le destruya… volver a recuperarse es difícil”, enfatizó Epifania al ver los restos de la edificación que su madre con mucho esfuerzo logró construir después de la destrucción de su primer hogar ocasionada por los efectos del huracán Mitch.

En los escombros de la residencia Colón, ahora se encuentran los desechos que el mar ha arrastrado. Foto: René Estrada/ CESPAD.

De acuerdo con la evaluación de los efectos e impactos de la tormenta tropical Eta y el huracán Iota en Honduras, que realizó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), más de 92 mil viviendas sufrieron daños debido a los ciclones, entre ellas la vivienda de la familia Colón.

Un ejemplo de la multicrisis que ahoga a su comunidad

La comunidad de Bajamar, al igual que su vecina Travesía enfrenta una multicrisis marcada por la erosión costera, la falta de acceso a alimentos y empleos, altos niveles de contaminación causados por grandes cantidades de residuos provenientes de ríos nacionales e internacionales y, sobre todo, por la permanente falta de interés del Gobierno Central.

Las problemáticas que viven los vecinos de Bajamar y Travesía se representan en la situación de la familia Colón. Un ejemplo es la crisis que sobrelleva Epifania con la venta de dulces y productos locales. La escasez de cocos y pescado, su materia prima, ha aumentado sus precios y ha disminuido sus ventas.

De la edificación solo restan algunas paredes. Foto: René Estrada/ CESPAD.

Actualmente, Epifania y su familia viven a pocos metros de donde estuvo erigida la casa que se llevó Eta y Iota. Con mucha tristeza dice que, a raíz de la pobreza y falta de oportunidades en esta zona, varios de sus hermanos dejaron Honduras en busca del “sueño americano”.

El impacto de los huracanes aceleró el desplazamiento al grado que, de acuerdo con el Informe Global de Desplazamiento Interno, desarrollado en conjunto por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC), y el Consejo Noruego de Refugiados (NRC), después del paso de estas tormentas se calculó que un total de 743,426 personas se desplazaron internamente y hacia el extranjero.

Colón comenta que la abundancia de desechos cerca de la comunidad y el aumento del nivel del mar les han afectado negativamente porque el flujo de turistas ha disminuido considerablemente y con ello sus fuentes de ingreso.

El mar está cada vez más cerca de las viviendas. Foto: René Estrada/CESPAD.

El miedo de que pase una tercera vez

El miedo de perder una tercera casa por los efectos del mar está “a flor de piel” en Epifania porque el nivel del agua, que poco a poco se va tragando las playas, se incrementa con velocidad. De acuerdo con datos de la Dirección Municipal Ambiental de la Alcaldía de Puerto Cortés, entre el 2012 y el 2018 se perdieron 34 metros de playa, pero con la llegada de Eta y Iota y el sismo de agosto del 2021, estas cifras se elevaron.

Colón cerró nuestra entrevista con un llamado de atención al gobierno que dirige Xiomara Castro para que, a diferencia de los gobernantes anteriores, se interese por Bajamar y Travesía, dos comunidades que a raíz de los múltiples problemas que parecen no tener fin, se han ido transformando en pueblos fantasmas.

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