Escrito por: Lucía Vijil Saybe
La extracción de petróleo ha sido el foco de los debates latinoamericanos en los últimos 10 años. Por eso no es casual que el “oro negro” asuma un protagonismo en economías débiles y democracias frágiles en las que la especie humana busca continuar satisfaciendo sus demandas sobre la producción, la generación y transformación de bienes.
Sin embargo, el petróleo y su extracción también es un referente para explicar la conflictividad socioterritorial y la afectación a los ecosistemas con impactos irreversibles.
El presente análisis pretende, en dos partes, contextualizar el debate sobre la extracción del petróleo en Honduras y colocar desde el enfoque de la ecología política y los estudios socioambientales algunos puntos que deben considerarse sobre el avance de la extracción del petróleo en el país.
a. ¿Cómo se está moviendo el debate nacional sobre la extracción del petróleo?
Durante el mes de mayo del 2022, el presidente de México, Manuel López Obrador y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, a través de una declaración conjunta[1], mostraron interés en la exploración y explotación petrolera en este país, destacando “el potencial para el desarrollo que representan para Honduras los yacimientos petroleros en la Mosquitia y el Mar Caribe”. Este acuerdo de cooperación es respuesta a una solicitud de Honduras en la búsqueda e identificación de espacios de colaboración para brindar apoyo y asesoría para la exploración y explotación petrolera en las zonas referidas[2].
En marzo del 2023, la Secretaría de Energía (SEN), y la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX), firmaron un memorándum de entendimiento y de cooperación en el campo del petróleo. En ese contexto, Carlos Posas, Director General de Hidrocarburos y Biocombustibles de la SEN[3], dijo “somos conscientes de que los hidrocarburos tienen mucho tiempo de estarse estudiando en Honduras y han generado expectativa en el país. Nosotros, con mucha responsabilidad, velando por los intereses del Estado, queremos tomar las mejores decisiones y creemos que Pemex es un aliado valioso para elevar esos criterios técnicos y así crear una visión más global del insumo que podríamos tener en cuanto al recurso que esto representa para Honduras”. De acuerdo con esta Secretaría, uno de los puntos en los que se focalizan las labores en la actualidad, es el desarrollo de los marcos regulatorios relacionados con la exploración y explotación de hidrocarburos, considerando la potencialidad que Honduras pueda tener en este campo, en el futuro.
Sobre la exploración de petróleo, el titular de la SEN, Erick Tejada[4], notificó que el 25 de julio del 2013, el gobierno nacionalista de Porfirio Lobo Sosa publicó en La Gaceta el contrato de exploración y explotación petrolera en la zona marítima de La Mosquitia. Para el 14 de febrero del 2022, ese contrato aún seguía vigente y la empresa favorecida había presentado la solicitud para una segunda prórroga de la concesión. La SEN conformó equipos técnicos y legales para analizar si el origen del contrato había sido lesivo y si la empresa favorecida había cumplido con todos los requisitos necesarios para otorgársele la prórroga a la concesión, dentro del marco jurídico de las cláusulas firmadas por el régimen anterior.
Al analizar la información, desde la SEN se dijo (con base en algunos indicios) que los procesos de consulta previa, libre e informada y de estudios ambientales no se llevaron a cabo de la forma adecuada. En la actualidad, la Secretaría debe realizar un último cotejo de información para decidir si el Estado de Honduras otorga la segunda prórroga a la concesión. Al final, aclara el ministro que: “No se ha realizado oficialmente ninguna explotación en la zona marítima de La Mosquitia. Dichos estudios son insuficientes para determinar si la calidad y cantidad del presunto crudo es comercializable o no”.
Algunas reflexiones sobre el contexto actual: a) desde la institucionalidad hay una fuerte apuesta por la capacitación técnica para la exploración y explotación petrolera, b) la revisión de contratos de concesión está siendo también una política nacional en relación con el control y la medición de impacto del modelo extractivo habilitado y, c) se está elevando al debate nacional el tema de la consulta libre, previa e informada, así como el respeto desde la institucionalidad a los pueblos originarios.
b. ¿Qué pasa con la extracción del petróleo?
América Latina toma protagonismo en el mundo petrolero a partir de 1920, cuando la situación petrolera internacional cambió radicalmente con el uso de la gasolina motor y sus otros derivados, que brinda las oportunidades rentables para la expansión del mercado a escala mundial[5]. Y es a partir de la crisis energética mundial de 1970 que los gobiernos latinoamericanos implementaron cambios en los sistemas de contratación, dando fin al sistema de concesiones e iniciando el de las asociaciones.
Todos los cambios jurídicos están justificados en la promoción de la inversión extranjera para la búsqueda del petróleo y explotación de otras fuentes energéticas, carbón e hidroeléctricas. Esas dinámicas económicas dan paso a los procesos de mercantilización de los bienes comunes de la naturaleza, el impacto ambiental de la extracción petrolera y la desterritorialización comunitaria.
Mercantilización de los bienes comunes[6]
Este es un proceso asimilable al concepto de acumulación originaria propio de la economía política. Esta relación significa aplicar las reglas de mercado y el régimen de propiedad a bienes que previamente no eran considerados dentro de las relaciones sociales mercantiles.
En esta situación, la aplicación de un valor de compra y venta al agua, al suelo y al petróleo, y todos los bienes comunes para la transformación, está determinada por una demanda internacional. En su momento, el carbón que era la materia prima para la producción de energía; aunque poseía la relevancia del petróleo ahora la tiene para todos los procesos de transformación, de cara a las apuestas de transiciones energéticas en el continente.
El impacto ambiental en las fases de las operaciones petroleras
Este aspecto encuentra dos causas principales: i) la contaminación y ii) la deforestación.
En relación con la contaminación, se destaca, a) la química, que incluye el propio petróleo crudo y sus componentes, que ingresan al ambiente a través de las distintas prácticas operacionales. Asimismo, los químicos que se usan para facilitar la extracción petrolera y los compuestos asociados al crudo, etc. b) La sonora, provocada por las detonaciones que tienen lugar en la prospección sísmica y por el funcionamiento de la maquinaria petrolera, y c) la lumínica, generada en la quema de gas.
Cada tipo de contaminación produce distinto tipo de impactos en la biodiversidad y el ambiente. En la construcción de infraestructura como plataformas de perforación, campamentos, helipuertos y pozos, así como la apertura de carreteras de acceso, el tendido del oleoductos y líneas secundarias, se produce deforestación por tres causas: a) porque se clarea el bosque para instalar toda esta infraestructura, b) por la construcción de campamentos y empalizado de las carreteras, etc., en los que se utilizan miles de tablones extraídos de los bosques aledaños y, c) un impacto indirecto es que las carreteras constituyen una puerta abierta a la colonización[7].
En tercer lugar, la desterritorialización comunitaria, que implica entender al territorio como un espacio en que se conjuga lo simbólico (lo que representa un árbol para una comunidad indígena), lo orgánico (lo que simboliza un árbol para dinámicas de convivencia de niños y niñas en una comunidad) y lo tecnológico[8]. Sin embargo, a partir del aumento de la conflictividad generada por los bloques que se encuentran entre una apuesta o no por la extracción del petróleo, las comunidades han sido y continúan siendo sacadas de sus espacios físicos, imaginarios de comunidad y relacionamiento entre los entornos ambientales.
Siguiendo la lectura de lo que implica, a gran escala, la extracción de petróleo (con base en las experiencias en países como Venezuela o Argentina), y de acuerdo al estado actual de conflictividad socioambiental, se deben considerar algunos puntos previos a cualquier tipo de acción la extracción del petróleo:
- La institucionalidad ambiental en Honduras no cuenta ahora mismo con las capacidades técnicas instaladas para realizar la vigilancia oportuna, documentación de impactos ambientales y las tecnologías que faciliten información de calidad para la toma de decisiones.
- Las empresas extractivas poseen aún mucha influencia sobre la institucionalidad pública (casos de Guapinol y Azacualpa) y han logrado instalar sus intereses por mercantilizar el subsuelo, sus propiedades y entornos. Por lo tanto, será difícil anteponer los intereses comunitarios a la presión que ejercen los grandes grupos económicos.
- La conflictividad socioterritorial generada por proyectos extractivos en otras modalidades (minería, hidroeléctrica, etc.), ha escalado a niveles complejos de violencia comunitaria que se han traducido en estigmatizaciones, judicializaciones y asesinatos de defensores y defensoras. Además, gran deuda de impunidad en todos los sentidos. Por eso es importante preguntarse: ¿están listas las instituciones estatales encargadas del acceso a justicia para una escalada de violencia comunitaria?
- El discurso de la extracción del petróleo se está posicionado bajo la lógica de que se podrían “abaratar” los costos de la canasta básica o el suministro energético. Sin embargo, los estudios técnicos de factibilidad de extracción deben (de acuerdo a los postulados más recientes de la economía ecológica) considerar las externalidades (si queremos asumir que no implica mayor riesgo para el país). Es decir, los impactos negativos que no son considerados en el coste final de extracción, y estudiar si esto implica más sacrifico ecológico y comunitario que beneficio.
- La región latinoamericana está avanzando con transiciones energéticas que no dependen del petróleo. Honduras debería asistir a ese debate sin el sacrificio que implica la extracción de petróleo.
Son múltiples las discusiones sobre la forma en que se debería avanzar -transparencia, auditoría, revisión- con la promoción de la exploración y extracción del petróleo. Sin embargo, las lecturas sobre experiencias previas en Latinoamérica y otras regiones del mundo, al final dan cuenta que la maldición ha sido precisamente poseer materias primas a las que el capitalismo pretende colocarles un precio. Svampa[9], desde la literatura crítica de América Latina considera que el resultado de estos procesos es la consolidación de un estilo de desarrollo neoextractivista, que puede definirse como el patrón de acumulación basado en la sobreexplotación de recursos naturales, en gran parte no renovables, así como en la expansión de las fronteras hacia territorios antes considerados como improductivos.
La extracción del petróleo instala una dinámica que cercena por complejo a los territorios, aniquila la biodiversidad y no implica necesariamente el desarrollo económico. Retomando las consignas de los grandes movimientos regionales en contra de la extracción deesta sustancia y según las características actuales (e incluso futuras), el petróleo debe quedarse en el subsuelo y el debate actual sobre si se explora o autoriza su extracción no debería existir. La discusión nacional debería estar centrada en: a) pensar las salidas al actual modelo extractivo en el país, b) la reducción, por completo, de la impunidad en relación con el asesinato de los defensores y defensoras y c) asegurar transiciones a modelos económicos que aseguren un equilibrio con los ciclos ecológicos.
[1] Cancillería Honduras. 2022. Comunicado Conjunto de la República de Honduras y los Estados Unidos Mexicanos: Xiomara Castro y Andrés Manuel López Obrador. Disponible: https://twitter.com/CancilleriaHN/status/1522774613415145473
[2] Criterio HN. 2022. AMLO promete apoyar a Honduras en exploración y explotación petrolera en la Mosquitia y Mar Caribe. Disponible en: https://criterio.hn/amlo-promete-apoyar-a-honduras-en-exploracion-y-explotacion-petrolera-en-la-mosquitia-y-mar-caribe/.
[3] Secretaría de Energía. 2023. SEN y Pemex firman histórico convenio de cooperación en temas petrolíferos. Disponible en: https://sen.hn/sen-y-pemex-firman-historico-convenio-de-cooperacion-en-temas-petroliferos/
[4] Tejada. @carbajal_tejada. (2023, marzo, 29). Vea: https://twitter.com/carbajal_tejada/status/1641253102014660609?cxt=HHwWgoC8wYTA88YtAAAA
[5] Hernández, Luis. América Latina: petróleo y conflicto. Revista de Ciencia Política. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3663464.pdf
[6] Echaide, J. (2012). El Proceso de Mercantilización de Bienes Comunes como Expresión de la Acumulación Originaria Hoy y su Relación con la Liberalización Comercial. Revista Interdisciplinar De Gestão Social, 1(1). https://doi.org/10.9771/23172428rigs.v1i1.10200
[7] Bravo, Elizabeth. Los impactos de la explotación petrolera en ecosistemas tropicales y la biodiversidad. 2007. Disponible en: https://www.inredh.org/archivos/documentos_ambiental/impactos_explotacion_petrolera_esp.pdf
[8] Leff, Enrique. Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza. México: Siglo XXI, 2004.
[9] Svampa, Maristella. «Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América Latina. Nueva Sociedad. Disponible en: https://nuso.org/articulo/consenso-de-los-commodities-y-lenguajes-de-valoracion-en-america-latina/