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¿Cómo avanzar del extractivismo depredador a uno sensato? Puntos para reflexionar en Honduras

Escrito por: Lucía Vijil Saybe

Los marcos normativos que han permitido la instalación de la matriz extractiva en Latinoamérica y la demanda creciente de materias primas para su transformación, parecen alejar la posibilidad de una verdadera apuesta por un nuevo modelo económico que reconozca los derechos de la naturaleza, de las comunidades y de la soberanía territorial.

El extractivismo está caracterizado, según Gudynas[1], como la “extracción de grandes volúmenes de recursos naturales, que no son procesados o lo son en forma limitada y que, en su mayor parte, son exportados. Por lo tanto, es una actividad que descansa sobre economías de enclaves y está orientada a los mercados globales”. Y toda esa lógica descansa sobre los impactos ambientales, sociales y culturales de la acción extractiva, con poco o nulo desarrollo para las comunidades, que, al acumularse, determina el estallido de la resistencia territorial, convirtiéndose en extractivismo depredador.

Con el ascenso de Xiomara Castro a la presidencia de Honduras, las expectativas de la transformación del modelo económico bajo la acumulación por desposesión se transformaron en esperanza para los movimientos sociales y sectores de la sociedad involucrados en la conflictividad socioambiental. Sin embargo, los primeros 7 meses de gobierno, han colocado más desafíos a la gestión de la conflictividad socioambiental. Es importante mencionar que el extractivismo depredador lacera la democracia y desestabiliza las formas en que se podrían gestionar las transformaciones sociales, económicas y políticas oportunas en contextos tan desiguales.

En ese sentido, la conflictividad socioambiental en Honduras está, ahora mismo, marcada por algunos elementos:

  1. las estructuras de poder locales y nacionales continúan con la influencia de las élites extractivas y el crimen organizado.
  2. la ausencia de una política nacional para el abordaje de la corrupción extractiva y,
  3. poca claridad sobre la estrategia de seguridad y defensa en territorios que históricamente han estado marcados por la acción de empresas extractivas.

Con el reacomodo de las élites económicas extractivas y el reajuste de sus espacios políticos, se vuelve urgente plantear algunas medidas que aseguren una transición oportuna que apunte a un extractivismo sensato.

En ese sentido, Gudynas[2] continúa estableciendo dos grandes grupos de medidas:

  1. a) instrumentales (apelan a la responsabilidad social empresarial que termina siendo voluntaria y sin mayor capacidad de acción y las opciones neoextractivistas) y,
  2. b) medidas que aseguran la transición (incluye no solamente las acciones necesarias para revertir los impactos y salir del actual extractivismo depredador, sino que estas también sirvan para una transformación más amplia, orientada a las alternativas al desarrollo[3]).

Para muchos sectores, las propuestas reformistas son acomodadas y para otros, son atrevidas. Sin embargo, los puntos críticos que se presentan a continuación, podrían dar pistas iniciales para el debate y la acción en relación con las salidas post extractivistas y que están en el grupo de medidas transicionales.

  •  Controles ambientales y sociales efectivos

Implicaría la acción efectiva de la institucionalidad ambiental y de gobernación (por su intervención en conflictos civiles), en la evaluación de los proyectos extractivos activos. Con una verdadera atención al impacto ambiental y el equipo técnico que documente la afectación a los bienes comunes de la naturaleza, será evidente la clausura de un buen número de proyecto, precisamente porque superarían los requerimientos permitidos en relación con la explotación y contaminación.

  • Atención a la corrupción extractiva

Honduras no es el país que descubre la corrupción en el proceso de otorgamiento de permisos, licencias ambientales y de operación o sobornos durante el ciclo de montaje de cualquier tipo de extractivismo. De hecho, esta medida requeriría de un monitoreo constante de los procesos relacionados con el acceso a la información, a la participación ciudadana y a medidas de transparencia al desempeño financiero de las empresas y, claramente, un reconocimiento en todo el proceso de la víctima principal de la corrupción extractiva: las comunidades. 

  • Diseño de nuevas políticas de producción 

Las acciones transicionales reducirían la dependencia de la economía a la acción extractiva. Por tanto, es importante que se impulsen desde el gobierno las políticas públicas y reformas a la matriz productiva nacionales, con un enfoque integral que asegure el desarrollo de las poblaciones en el país y efectivamente se ajuste a las condiciones ambientales y sociales óptimas. 

  • Hábitos de consumo

No es posible imaginar un modelo económico transformado sin considerar los modelos de consumo instalados en las sociedades. Es así, que la discusión debe girar en torno a la diversificación de producción, espacios de comercio interno, políticas de protección a la producción nacional y a toda la cadena de valor, así como, la apuesta cultural por otra lógica económica.

Preparar las transiciones al extractivismo requerirá de condiciones coyunturales y de contexto, que deben ser considerados:

  1. El país, sin renunciar a su naturaleza primaria exportadora, asume un modelo que promueva el mercado interno en coordinación con las economías en la región para lograr las negociaciones en bloque de mercado, bajo un enfoque de soberanía y seguridad alimentaria que tendrá como reto la sostenibilidad de la producción y aprovechamiento territorial.
  2. Un movimiento social territorial que asuma verdaderas agendas de construcción, movilización y de transformación, que logren “enfriar al planeta”.
  3. Instituciones relacionadas con el tema ambiental, justicia y nuevas formas de producción deben asumir un rol más activo en relación con la vigilancia operativa de los procesos y compromisos del Estado de Honduras en todas las convenciones internacionales que reconocen los derechos de la naturaleza y las poblaciones rurales.

Las grandes transformaciones de las sociedades y de las economías en la región latinoamericana también son el reflejo de un proceso complejo de repensar las formas en que nuestras economías continúan sosteniendo los hábitos de consumo y las necesidades de los “países del centro”. El modelo extractivo en Honduras, por las condiciones internacionales y nacionales, no será desmontado en un período de 7 meses, pero, en definitiva, hay medidas correctivas que requieren de una disputa completa de clases y privilegios.

En fin, la disputa por la vida y la armonía con todas las especies.

[1] Gudynas, Eduardo. “Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual”. En: Varios Autores, Extractivismo, política y sociedad. Quito: CAAP y CLAES: 187-225

[2] Gudynas, Eduardo; Alayza, Alejandra. “Postextractivismo: transiciones hacia las alternativas al desarrollo”. En: Desarrollo territorial y extractivismo. Luchas y alternativas en la región Andina. Nicoletta Velardi y Marzo Zeisser P., eds. Centro Bartolomé de las Casas, CooperAcción y GRET, Cusco, 2012.

[3] Ídem.

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